Fremde Wasser - Zweisprachig mit Spanisch-deutscher Übersetzung Stufe B2

Fremde Wasser - Zweisprachig mit Spanisch-deutscher Übersetzung Stufe B2

von: Mark Grant

Audiolego, 2017

ISBN: 6610000033911

Sprache: Deutsch

86 Seiten, Download: 1527 KB

 
Format:  EPUB

geeignet für: geeignet für alle DRM-fähigen eReader geeignet für alle DRM-fähigen eReader Apple iPad, Android Tablet PC's Apple iPod touch, iPhone und Android Smartphones


 

eBook anfordern

Mehr zum Inhalt

Fremde Wasser - Zweisprachig mit Spanisch-deutscher Übersetzung Stufe B2



 

 

Incluso a través de la neblina del humo de cigarrillo y la mala iluminación del bar, Jake podía ver que Brian no estaba de buen humor. Se acercó al sitio de siempre en el bar cabizbajo. Cuando Brian se sentó en el taburete al lado de Jake, lo hizo exageradamente encorvado.

"¿Te pasa algo?" Preguntó Jake con tono sarcástico.

Brian levantó su dedo índice en dirección al camarero, indicando que quería una cerveza. Mientras el camarero servía la cerveza del grifo, Brian se encogió de hombros, otro movimiento exagerado. Actuaba como un hombre que acaba de perder una discusión intensa o quizás hasta su trabajo. Jake, sin embargo, sabía que éste no podía ser el caso. Brian había estado sin trabajo durante casi tres meses.

A veces odiaba conocer a su amigo tan bien. Pero habían mantenido una estrecha relación desde su primer año de universidad y se conocían el uno al otro como una increíblemente extraña pareja casada.

Pasaron unos momentos y Brian aún no contestaba. Esto era raro, ya que normalmente no era capaz de cerrar la boca.

"¿Qué?" Preguntó Jake. "¿Qué pasa?"

El camarero trajo la cerveza y Brian la cogió rápidamente. Dio un largo trago y entonces empezó a hablar, como si hubiera necesitado que la cerveza le sacara las palabras.

"Kim se ha marchado," contestó finalmente Brian. "Definitivamente esta vez, creo." Se llevó la mano al bolsillo y sacó un anillo de compromiso para mostrarlo como prueba. Lo dejó caer contra la barra como si fuera una piedra en la calle.

"¿Qué has hecho esta vez?" preguntó Jake.

"Nada distinto que todas las otras veces."

"Ah," dijo Jake y dio un sorbo a su propia cerveza.

Debido a su estrecha amistad, Jake sabía que nada distinto podía significar muchas cosas diferentes. Jake sabía que Brian tenía la costumbre de beber mucho. También sabía que incluso con veintinueve años, aún estaba obsesionado con cosas en que la mayoría de hombres dejan de interesarse a estas alturas: videojuegos, lucha profesional y comics para ser precisos. Su prometida, Kim, había sido una santa aguantando su estilo de vida. Incluso había formado parte de su obsesión con los comics durante un tiempo. Jake asumió que esta vez se había hartado completamente.

Para ser sinceros, Jake lo había visto venir. ¿Qué clase de amigo era por no haberle dicho nada antes?

Tratando de evitar estos pensamientos, Jake dijo, "¿Qué ha sido esta vez? ¿Has dejado que otro torneo de lucha te distrajera de pasar tiempo con ella?"

"No. Me compré una guitarra Les Paul en eBay hace unos días. Autografiada por Dave Grohl. Me gasté unos cinco mil."

"¿En serio?" preguntó Jake, empezando a enfadarse. "¿Con lo tacaño que eres con el dinero?"

"Sí."

"¿Cómo te lo puedes permitir?"

Brian se burló y dio un largo trago de cerveza. "Lo mismo que dijo Kim."

"Has estado sin trabajo durante tres meses," dijo Jake. ¿"Cómo te puedes permitir algo así?"

Brian suspiró con arrepentimiento. "Vendí todos mis comics después de que me despidieran. También las cartas de béisbol. Saqué unos quince mil. Y te sorprenderías de saber lo rápido que desaparecen quince mil."

"¿Y aquí estás, gastándotelo en guitarras y viajes al bar?" preguntó Jake. "Brian, ¿realmente te sorprende que Kim se marchase?"

Brian se encogió de hombros. Si Jake lo hubiera pensado, habría creído que Brian lo había visto venir también. Ninguno de los dos habló más del tema. Empezaron a hablar de deportes y sobre nuevas películas (sobretodo sobre lo malas que eran) y se dirigieron a la parte de atrás del bar y empezaron a jugar a los dardos. Cuando caminaban por el bar, Jake no pudo evitar pensar si Brian se sentía aliviado de que Kim se hubiera marchado. Era otra responsabilidad más que había desaparecido; le liberaba para poder vivir su mediocre vida al máximo. Ahora tenía todo el tiempo del mundo para jugar a juegos y beber todo el día.

Jake se sintió avergonzado otra vez, de que al ser su amigo más cercano (probablemente el único), no estuviera haciendo nada para prevenirlo. Brian había probablemente desaprovechado cualquier posibilidad de volver con Kim. No había forma de saber el curso que su vida iba a tomar después de tal golpe.

Jake esperó a que el juego de dardos llegase a la mitad antes de intentar hacer su papel de amigo responsable. Esto le ponía incómodo, pero curiosamente, le hacía sentir aliviado. Había tenido una idea en la mente durante las últimas semanas: la idea de abandonar su negocio de artes gráficas online que iba muriendo poco a poco y empezar algo nuevo. Era un pensamiento escalofriante, pero al escuchar las últimas devastadoras noticias de Brian, parecía como si todo estuviera sincronizado.

Quizás ahora era el momento de mencionar el plan que había tenido en su mente últimamente. Quizás la idea le interesaría a Brian y podrían realizarla juntos. Podía ser exactamente lo que Brian necesitaba para centrar sus prioridades y salvar lo que quedaba de su vida. Cierto, Brian no parecía muy afectado por la pérdida de Kim, pero siempre había escondido muy bien sus sentimientos.

"Mira, he estado pensando en algo," dijo Jake con la máxima despreocupación posible. Era la tercera ronda de cervezas así que encontró las palabras fácilmente.

"¿En qué?" dijo Brian antes de lanzar un dardo al tablero.

"Creo que voy a dejar el negocio gráfico."

La sorpresa en la cara de Brian era genuina. "¿Por qué? ¿Por qué vas hacer eso?"

"El mercado es demasiado competitivo. Apenas gano lo suficiente y el poco dinero que gano ni siquiera cubre el tiempo que invierto en él."

"¿Y qué vas hacer si dejas ese negocio?" Brian preguntó a medida que recogía los dardos del tablero y los traía de vuelta. Dividió los dardos entre los dos pero parecía estar más interesado en las noticias de Jake.

"Bueno, tengo una idea. Quería compartirla contigo."

"Claro."

Jake se detuvo un minuto antes de empezar a hablar. Tenía la sensación de que ésta era una de esas conversaciones que iba a recordar toda su vida. Por alguna razón, parecía crucial.

Aquí estaban, Brian de veintinueve años y Jake de treinta, en un bar, hablando de trabajo y negocios. ¿Cuándo había acabado aquella época en la que hablaban sobre chicas y música sin parar? ¿Se les había subido la responsabilidad a la cabeza tan rápido? Jake sabía que los años iban aumentando; sus ojos brillantes y azules a menudo parecían fatigados. Pero vaya... ¿Dónde habían quedado esos años?

Quizás sí habían acabado. Y quizás el estilo de vida distante de Brian era su forma de tratar con la situación.

"¿Cuánto tiempo trabajaste en esa tienda de camisetas?" preguntó Jake.

Jake mostraba una rostro peculiar, como si tuviera que excavar en su memoria para llegar a su penúltimo trabajo (el último era aquel del que le habían echado tres meses atrás). "Unos tres años y medio, creo," dijo Brian. "¿Por qué?"

"Bueno, sabes que hice aquella clase de serigrafía en la universidad hace un tiempo, con la esperanza de que mi currículo de diseñador pareciera más extenso."

"Sí. ¿Y qué pasa?"

"Creo que podríamos juntarlo," dijo Jake. "Creo que podríamos abrir una empresa de impresión de serigrafía."

Brian empezó a reírse, casi atragantándose con un sorbo de cerveza. "¿Qué? ¿En esta ciudad? Imposible."

"¿Por qué no?"

"Estamos en medio de la nada, hombre. Un tugurio, una pequeña ciudad universidad."

"Exactamente. No hay competición local," dijo Jake. "Hace unas semanas hablé con un tipo en una de las fraternidades de por aquí y le pregunté dónde imprimían sus camisetas. Las consiguen online. Dijo que el envío es muy caro cuando haces un pedido de dos cientas camisetas a la vez."

Brian dio un sorbo a su cerveza. Jake podía ver claramente que estaba pensando intensamente en alguna cosa. Cuando Brian puso su vaso en la mesa, eructó y sonrió. "Te voy a decir algo," dijo. "La tienda para la que trabajaba ganaba un montón. Había días en los que yo y los otros trabajadores hacíamos cinco o seis pedidos valorados en más de mil dólares."

Así que quizás es una buena idea."

"¿Desde dónde lo haríamos?" preguntó Brian. "No lo podemos hacer en tu apartamento. Y tampoco en mi garaje. Necesitamos un montón de equipamiento. Y también necesitamos almacenar la tinta y las camisetas."

Jake estaba preparado para esta conversación. Del plan que medio tenía en la cabeza, esta era su parte favorita.

"Cuando mi padre murió el año pasado," dijo Jake, "me dejó ese viejo edificio que le pertenecía en la calle Jackson. Solía ser una tienda de ultramarinos en los años sesenta y setenta."

Brian empezó a pensar otra vez.

"Creo que los costes iniciales podrían ser demasiado para nosotros," dijo. Aunque, tras el comentario, Jake estaba seguro de haber notado un ligero tono de entusiasmo.

"He ahorrado algo de dinero," dijo Jake. "Cerca de doce mil."

"Y yo tengo unos cinco mil que me han sobrado de todas las cosas que vendí," añadió Brian.

"Bueno," dijo Jake con una sonrisa, "puedes subirlo a diez mil si vendes esa guitarra Dave Grohl."

"Qué malo eres," dijo Brian. "Además… Ni siquiera sé si veintidós mil nos darían para empezar de forma apropiada. Necesitaríamos una secadora, una mesa de luz, nuevo software de ordenador, nuevos…"

"Joder," dijo Jake interrumpiéndolo.

"¿Qué?"

"Parece que sabes un montón sobre esto. ¿Te das cuenta de que realmente pareces estar...

Kategorien

Service

Info/Kontakt